Daniela Uria
Sebastián Nieto Ortega
Las fotos de desnudos enseñan el camino en donde transitar para liberar el alma y soltar los miedos e inseguridades que siente la mujer al habitar esta sociedad altamente crítica. Al descascarar las capas de nuestra piel, se observa el interior y nos permite dejar ir pensamientos negativos que vislumbran todo el amor con el que nacimos. Nos permite apreciar y valorarnos con rollos, estrías, marcas de una nueva vida, etc. Debemos desaprender que alguna vez existirá el término “perfección”, nunca será factible comprobarlo y desperdiciaríamos la vida entera en tratar de encontrarla, perdiéndonos sólo a nosotros mismos. Todos somos diferentes, y es en eso radica nuestro poder: La variedad, que nos concede la gracia de expandir nuestras alas y ver que todas se encuentran pintadas de un color único e inigualable.
Cuando la mujer alza su voz segura y firme ante lo que es, y rechaza lo que no la caracteriza, surge una rebelión al romper esquemas de belleza impuestos por una sociedad carente de identidad y disfrazada con una máscara superficial. A la vez, las cadenas que la atan y estigmatizan se van desvaneciendo con cada flash de la cámara. Ella se siente confiada y cortejada por el amor más sincero: El amor propio. Asimismo, el cuerpo habla sólo, se deja fluir cada vez que pasa la toma, deja de juzgar y abre su mente a nuevos retos y expectativas.